martes, 21 de febrero de 2017

Kiersten Milles & Talia



Ocurrió en los EE.UU. y la protagonista del noble gesto tiene 22 años. La pequeña tiene una rara patología.


Los papás de Talia Rosko nunca pensaron que de la mano de la joven niñera de 22 años, Kiersten Milles, llegaría algo más que cuidado para su pequeña bebé que padece una rara patología en el hígado.


El amor que, en menos de un año, desarrollo Kiersten por Talia fue tal que la joven, sin dudarlo, decidió donarle parte de un órgano para que la beba pudiera seguir viviendo.


Según publica el diario Washigton Post, que entrevistó a la niñera heroína, Talia tenía 16 meses cuando los médicos le dijeron a sus papás que era necesario un trasplante a raíz de la enfermedad con la que había nacido, llamada atresia biliar que provoca la acumulación de bilis en el hígado y que puede llevar a la muerte por lo que la bebé debía recibir un nuevo órgano antes de cumplir los dos años.


El dolor invadió a toda la familia y fue Kiersten quien comenzó a investigar si podía ser donante de la pequeña Talia. "Siendo un bebé que ni siquiera podía pedir ayuda, nunca lo vi como un gran sacrifico. Y menos aún pensando que este gesto podía salvarle la vida", reconoció la joven niñera al medio norteamericano.


Una vez que supo que podía ser la persona que ayudara a la bebé decidió hablarlo con sus empleadores, George y Farra Rosko, para ofrecerse como donante. La noticia impactó al matrimonio. "No sabía que fuera tan generosa. Ella es un ángel en la Tierra. Sé que suena tonto, pero realmente lo es", dijo Farra al Huffington Post.


Tras los exámenes de rutina, en enero llegó el día de la operación en la que Kiersten pudo ayudar a la pequeña Talia a que continúe su vida de una manera sana y plena.


Por suerte, el cuerpo de la bebé no rechazó el órgano y evoluciona favorablemente. Incluso ya se reencontró con la joven que, además de ser su niñera, pasó a ser su heroína.



domingo, 19 de febrero de 2017

Vida Inútil



Un granjero se puso tan viejo que no podía trabajar ya más en los campos. Así que se pasaba el día solo sentado en el porche. Su hijo, aún trabajando en la granja, miraba arriba de vez en cuando y veía a su padre sentado allá. "No es de ningún uso ya más", el hijo pensaba para sí, "¡no hace nada!"

Un día el hijo se puso tan frustrado por esto, que construyó un ataúd de madera, lo arrastró hasta el porche, y le dijo a su padre que se metiera adentro. Sin decir nada, el padre se encaramó y entró. Después de cerrar la tapa, el hijo arrastró al ataúd hasta el borde de la granja en donde había un alto risco. Cuando se acercaba a la caída, escuchó un ligero golpeteo en la tapa desde adentro del ataúd. Lo abrió. Aún yaciendo allí pacíficamente, el padre miró a su hijo. "Sé que me vas a lanzar al peñasco, pero antes de que lo hagas, puedo sugerirte algo?" "¿Qué es?", replicó el hijo. "Lánzame sobre el peñasco, si lo quieres," dijo el padre, "pero salva este ataúd de buena madera. Tus hijos podrían necesitar usarlo."


Aquí vemos una sutil sugerencia de la Ley del Karma: Si lanzas al peñasco a tu padre en un ataúd, pueda ser que en ese mismo ataúd tus hijos te lancen a ti también.

Un comentario de un lector de esta historia: "Esta historia me recuerda cuando mi padre estaba en una depresión. Pero nosotros no lo lanzamos sobre un risco. La familia se unía y lo ayudaba a recuperarse."



viernes, 17 de febrero de 2017

Ted McDermott & Mac McDermott


El Alzheimer es una de las enfermedades más comunes y mortíferas que existen. No solo debilita a las personas que la sufren, sino que se vuelve frustrante y agotador para la familia del enfermo y para todos sus seres queridos.


Desafortunadamente para Ted McDermott y el resto de su familia, le diagnosticaron Alzheimer hace varios años. Cada día perdía un poco más de memoria, pero su hijo Mac descubrió que había una manera de que la recuperase aunque solo fuese por un minuto.


La música siempre ha sido la pasión de Ted. Ted viajó al Reino Unido cuando era joven para cantar en clubs y en cada sitio que le dejasen. A los años, se casó, tuvo hijos y su memoria comenzó a desaparecer. Entonces su hijo Mac se se dio cuenta de que cada vez que le ponía música a su padre, él parecía volver a su juventud.


“Mi padre fue cantante durante toda su vida y viajó por todo el país con su música”, explicó Mac. Su apodo era “The Songaminute Man”, es decir, “El hombre de una canción por minuto”, simplemente por la cantidad de canciones que se sabía.


Desde hace un par de años, su memoria se ha deteriorado gravemente, ya no reconoce a su familia e incluso tiene episodios agresivos. Tratar con Ted se ha vuelto muy complicado.


Cuando Mac se dio cuenta de que al escuchar ciertas canciones Ted comenzaba a tararearlas, empezó ponerle sus canciones preferidas. De esta manera, Ted recordaba palabras y Mac se sentía orgulloso de poder estar ayudando a su padre.


“Hemos vuelto a escucharle cantar, ha vuelto a su habitación y estos momentos son muy importantes para nosotros. Nuestra misión es compartir todos los momentos posibles con él y, si con sus canciones podemos recaudar dinero para financiar el trabajo de la Sociedad del Alzheimer y ayudar a otras personas como nosotros, mejor que mejor.”


Ahora Mac y Ted graban sus canciones para que todo el mundo las pueda escuchar y animar a las personas a ayudar a sus familiares con Alzheimer a lidiar con sus problemas. También cuentan con una página llamada “Just Giving” que crearon con la esperanza de reunir suficiente dinero para que Ted produjera su propio álbum y prometieron donar el 25% de los ingresos a la investigación del Alzheimer.


La vida no es fácil para Ted y Mac, pero al menos se tienen mutuamente y su música les ha vuelto a unir. Seguirán intentando aumentar la conciencia de la lucha contra el Alzheimer gracias a sus canciones.



lunes, 13 de febrero de 2017

El Día y la Noche



El maestro caminaba con sus discípulos. Enseñaba valiéndose de preguntas llenas de contenido, acertijos que guardaban en sí toda la sabiduría de la vida. Y siempre sorprendía a sus discípulos con sus sabias enseñanzas.

En cierta ocasión, mientras anochecía, preguntó a sus discípulos si sabían decir cuando acababa la noche y comenzaba el día.

El primero de ellos dijo:
—Cuando ves a un animal a distancia y puedes distinguir si es una vaca o un caballo.
—No —dijo el maestro.
—Cuando miras un árbol a distancia y puedes distinguir si es pino o eucalipto.
—Tampoco —dijo el maestro.
—Está bien —dijeron los discípulos—, decidnos, ¿cuándo es?

—Cuando miras a un hombre al rostro y reconoces en él a tu hermano; cuando miras a la cara a una mujer y reconoces en ella a tu hermana. Si no eres capaz de esto, entonces, sea la hora que sea, aún es de noche para ti.



sábado, 11 de febrero de 2017

Amy Giberson & Justin Pounders



Ellos se conocieron por internet. Lo que descubrieron tras varios años era algo que no se esperaban.


En el artículo de hoy vamos a mostrar una narración que parece sencillamente de cuento de hadas, pero que, aunque parezca mentira, es muy real. Algo que puede hacer que nos cuestionemos si el destino existe en realidad. Todo empezó treinta años atrás de que se conocieran estos dos ciudadanos americanos. No es algo que se vea todos los días, un amorío casi imposible, pero que contra viento y marea se forjó y reensambló.


Cuando tenían 3 años, Amy Giberson y Justin Pounders compartieron un tímido romance en el parvulario Sunshine en St. Petersburg, Florida, USA. Juntaban bloques juntos, se sentaban al lado del otro durante el almuerzo y jugaban a pillar en el patio de recreo. 


Pero como muchos otros primeros amores, su tiempo fue fugaz. Ellos crecieron, fueron a diferentes colegios y eventualmente se olvidaron de aquella tierna relación.


Todo eso cambió 30 años después, cuando Giberson, de 33, y Pounders, de la misma edad, fueron emparejados en una página web de citas en internet. Y un año después se dieron cuenta de que habían sido novios en su infancia, en su hogar natal. Hasta su profesora, Diane Twar del parvulario recuerda tras tres décadas como se entregaban afecto. “Estaban locos el uno por el otro. Aún los puedo visualizar, siempre juntitos…”


“Era un romance tímido, muy tranquilo. Ellos se gustaban desde hace mucho, era un amor de juventud, un noviazgo encantador. Ellos insistieron en sentarse juntos en la fotografía de clase.” Relata la profesora. Giberson y Pounders se graduaron y fueron a diferentes escuelas primarias, secundarias e institutos. 


Poco a poco esos bellos recuerdos se iban desvaneciendo. Pero a la edad de 32, ambos se volvieron a encontrar en St. Petersburg, solteros y en busca del amor.


La suya es sin duda una historia moderna de amor. Incluso pensando que él no reconoció a su antigua amante, Pounders envió un mensaje a Giberson en el momento en el que la imagen de ella apareció en la página de contactos. “Vi su foto y por alguna razón, me atrajo instantáneamente. Ella simplemente tenía una energía genial, digamos. No puedo explicarlo, pero sabía que tenía que conocer a esta chica.” Relató el hombre.


Los dos empezaron a escribirse y a llamarse por teléfono cada noche, sin ser conscientes de que ya se habían conocido, y se citaron en un restaurante local. “Por supuesto, en ese punto, nosotros no sabíamos que habíamos sido novios en preescolar, pero cuando nos encontramos y nos abrazamos fue como si lo conociera de toda la vida.” Comentó Amy. “Cuando lo vi por primera vez, sentí que estaba mirando al hombre con el que me iba a casar.”


Los dos se vieron cada día tras su primer encuentro y se enamoraron ipso facto. No fue hasta que pasó un año que descubrieron su historia de niñez. Giberson dijo que los dos crecieron bastante cerca pero no tenían amigos comunes, y que seguramente nunca se habían cruzado. “Estábamos en el coche y Justin casualmente mencionó que amaba mi nombre porque había estado enamorado de una chica que se llamaba igual.” Relató ella. “Entonces bromeé, “Bueno, no soy yo, así que no quiero oír hablar de ella.”


Pero cuando ellos cuando percibieron la conexión que tenían, el haber acudido a la mismo centro preescolar al mismo tiempo, Amy fue consciente que seguramente aquella niña era ella. “Preguntamos a nuestros padres para que revisaran las fotos de aquella época del parvulario que tuvieran. La madre de Justin encontró una instantánea de los dos juntos y simplemente empecé a llorar, estaba en éxtasis. Yo era aquella enamorada durante todos estos años. Era cosa del destino….”


La pareja cita a una “fuerza mayor” como la razón por la cual su amor llegara a cerrar un círculo. “Alguien o algo definitivamente decidió que no teníamos que volver a reconectarnos hasta ahora. Hemos estado tan cerca, con una facilidad aplastante para vernos pero no ocurrió hasta el momento ideal. Y ya ha llegado.” Explicó Pounders, emocionado. 


De todos modos Pounders está aún esperando para el tiempo perfecto para hacer la pregunta, la pareja ya ha elegido la fecha de boda y dónde pasarán la luna de miel.


“Estamos haciendo todo al revés, pero no nos importa. Somos grandes amigos y estamos enamorados. Y aparentemente siempre lo fuimos.” Añadió Giberson. Sin duda todo apunta a que tenía que era cosa del destino… ¿qué te ha parecido esta historia? Parece de cuento, ¿verdad? Pero es muy real, unos acontecimientos que nos hacen ver que el amor verdadero es posible en estos tiempos que corren. Si te gustó este artículo dale like y comparte con tus allegados.



jueves, 9 de febrero de 2017

Michelle Fox



Michelle Fox es una joven madre estadounidense de 34 años que perdió casi toda la cara en un accidente doméstico. Hoy, oculta tras una máscara muy realista que esconde las secuelas de aquel terrible suceso, esta neoyorquina puede decir abiertamente que ha vuelto nacer.

Aunque logró sobrevivir a sus heridas, el precio a pagar fue muy alto. Hoy en día, Fox ha rehecho su vida y es completamente feliz. Conoce su historia:


A primera vista, podríamos decir que Michelle Fox es una mujer muy hermosa, pero tras su máscara se esconde una terrible historia.


El accidente que sufrió en 2009 supuso para Michelle un “antes” y un “después” en su vida.


Aquel día, Michelle se había sentado junto a su marido para dar el pecho a su hija recién nacida. Este acababa de adquirir un arma de fuego y accidentalmente se le disparó hiriendo a su esposa.


La bala se llevó por delante los ojos, la nariz y el paladar superior de la joven. Los médicos lograron salvar su vida, pero su rostro quedó muy desfigurado. Durante mucho tiempo Michelle ocultó su rostro con vendajes y pañuelos.


Hasta que un médico le recomendó al artista Margie Golden, quien ha ayudado a otras mujeres a obtener una segunda vida.


El artista hizo para ella una prótesis de silicona muy realista, con la que la mujer se siente más relajada y feliz.


Después de aquel disparo se divorció de su marido, al que ha perdonado por el accidente. Hoy por hoy Michelle ha encontrado de nuevo el amor, un hombre con el que se siente la más querida y hermosa del mundo.


La pareja, junto con la hija de Michelle, asegura ser muy feliz. Esperamos que este ejemplo sirva de inspiración para personas que están pasando por la recuperación de secuelas tan duras como las de Michelle.

martes, 7 de febrero de 2017

Cómo se expresa Dios a ti



El hombre susurró, "Dios, háblame" y una alondra de las praderas cantó. Pero el hombre no oyó.

Así que el hombre gritó, "Dios, háblame" y el trueno retumbó en el cielo. Pero el hombre no escuchó.

El hombre miró a su alrededor y dijo, "Dios, permíteme verte." Y una estrella resplandeció brillantemente. Pero el hombre no vio.

Y el hombre vociferó, "Dios, muéstrame un milagro." Y una vida nació. Pero el hombre no notó.

Así pues el hombre gritó en desesperación, "Tócame, Dios, y permíteme saber que estás aquí." Después de lo cual Dios bajó y tocó al hombre. Pero el hombre quitó a la mariposa... y caminó.

He encontrado esto ser un gran recordatorio de que Dios está siempre alrededor nuestro en las pequeñas y simples cosas que tomamos por hecho ... aún en nuestra era electrónica ... así que me gustaría adicionar una más:

El hombre lloró, "Dios, ¡necesito tu ayuda!" Y un correo electrónico llegó con buenas noticias y ánimo. Pero el hombre lo suprimió y continuó llorando… 

 No pierda una bendición porque no está empacada de la manera que espera.