domingo, 24 de septiembre de 2017

Dashrath Manjhi



Dashrath Manjhi trabajó durante 22 años usando martillo, cincel y palancas para construir un camino a través de una montaña.

No es la primera vez que hablamos aquí de gente que realiza gestas asombrosas, personas cuya bondad va más allá de los límites de nuestra imaginación. Hemos conocido indigentes que nos han dado lecciones de solidaridad y héroes que salvaron miles de vidas durante los años delterror nazi. 

Incluso hemos aprendido cómo un sólo hombre puede plantar una selva. Pero quizá el relato de hoy supere con creces todas esas hazañas, sin ánimo de desmerecerlas. Porque la historia de Dashrath Manjhi es absolutamente increíble, digna de todos los honores. Es la historia de un hombre cuya fe movió una montaña... literalmente.

Hemos tenido la fortuna de conocer a Dashrath leyendo el blog «The Better India». Para compartir su milagro con vosotros tenemos que viajar a un diminuto y humilde poblado llamado Gehlaur, próximo a la ciudad de Gaya, en el norte de India; y retrotraernos a 1960. 

En aquella época, los habitantes de Gehlaur vivían completamente aislados: una montaña rocosa se alzaba entre ellos y Wazirganj, donde estaban las escuelas, los hospitales y el empleo de la inmensa mayoría de los habitantes de la comunidad. Dasrath Manjhi no era una excepción. Trabajaba al otro lado de la montaña y Phaguni, su esposa, le acercaba comida y bebida a diario.

Pero un día de 1960, Phaguni se presentó ante su marido con las manos vacías y los ojos bañados en lágrimas. Recorriendo el escarpado camino había sufrido una caída, perdiendo los víveres e hiriéndose levemente. 

No era la primera vez que alguien tenía un accidente, incluso mortal, recorriendo aquella senda tan larga como peligrosa que rodeaba la imponente elevación de piedra. Viendo a su desconsolada esposa, Dashrath dijo basta. Si nadie tomaba cartas en el asunto, él mismo lo haría. 

Vendió unas cabras que eran su posesión más valiosa y con el dinero compró un martillo, un cincel y varias palancas. Con esas modestas armas se propuso desafiar a la montaña.

Manteniendo su puesto de trabajo, robando horas al sueño, comenzó a picar y picar. Algún tiempo después de comenzar su tarea, su mujer Phaguni enfermó y no logró sobrevivir, pues el doctor más cercano estaba a 75 kilómetros a pie. 

Fue un mazazo terrible para nuestro protagonista, pero el dolor no hizo más que alimentar su obstinación. Percatándose de la grandeza de la misión que había emprendido, los vecinos de Gehlaur empezaron a ofrecer alimentos a Dashrath, que pudo dejar su anterior empleo para dedicar toda su energía a batirse día y noche con la montaña.

Y así fue como en 1982, nada menos que 22 años después, Dasrath Manjhi ganó la batalla. Con sus manos, un martillo, un cincel y algunas palancas había conseguido crear un camino de 100 metros de largo y 10 de ancho, que aún hoy permite a los habitantes de más de medio centenar de pequeños pueblos de la zona de Atri llegar al hospital o la escuela recorriendo cinco kilómetros. 

Este héroe semianónimo murió en 2007, víctima del cáncer. Pero sin lugar a dudas, merece que evoques su memoria antes de dar nada por perdido, antes de usar la palabra «imposible».





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